miércoles, 19 de noviembre de 2014

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EcoEscritura


En el blog de Ecoescritura podrás leer  publicaciones sobre ortografía y gramática; consejos para aprender a escribir mejor; temas de actualidad editorial… 


jueves, 30 de octubre de 2014

¿Se puede enseñar a escribir?

"El arte de escribir historias está en saber sacar de lo poco que se ha comprendido de la vida todo lo demás".

Ítalo Calvino (1923-1985), escritor italiano


¿Se puede enseñar a escribir? Claramente sí se puede enseñar a trazar y enlazar letras para conformar palabras, pero la pregunta es ¿se puede enseñar a hacer literatura? 


Hay quienes creen que es un camino personal e insondable, y por tanto una destreza que no se puede transmitir. Así pareciera sugerirlo la humorada de W. Somerset Maugham (1874-1965), narrador y dramaturgo inglés: “Hay tres reglas para escribir una novela. Lamentablemente, nadie sabe cuáles son”. O la ridiculización de Camilo José Cela en Café de artistas, donde el autor parece reírse de las supuestas fórmulas fijas para producir literatura. En una escena, le recomienda un editor a un autor: 
“Y si usted quiere le que encargue una novela, ya sabe: planteamiento, nudo y desenlace. Verbigracia: una joven huérfana trabaja como una negra para poder sacar adelante a sus once hermanitos, que también son huérfanos y están algo delicados. Para darle mayores visos de realidad, podemos decir que trabaja en el instituto nacional de previsión, en la sección de seguros para madres lactantes. Bueno. La joven, que se llama, por ejemplo, Esmeralda de Valle-Florido, o Graciela de Prado-Tierno, o algún otro nombre cualquiera, el caso es que sea bello y simbólico, conoce un día, en una cafetería americana, ¡hay que ser modernos!, a un joven apuesto, de mirar profundo, que se llama, por ejemplo, Carlos o Alberto. No se le ocurra ponerle Estanislao, comprenda que no hace bien”.
Pero más parecen ser quienes creen que sí se puede enseñar a escribir, y con ellos están, naturalmente, todos los profesores de talleres literarios y todos los autores de manuales sobre el tema. Y escritores célebres, como queda explicitado en sendos catálogos de Juan Carlos Onetti y Augusto Monterroso (al margen en destacados).


Esas recomendaciones profesionales suelen reiterarse y giran en torno a la eficacia de un buen inicio, como esta de Juan Bosch:  

“Comenzar bien un cuento y llevarlo hacia su final sin una digresión, sin una debilidad, sin un desvío: he ahí en pocas palabras el núcleo de la técnica del cuento. Quien sepa hacer eso tiene el oficio de cuentista, conoce la "tekné" del género. El oficio es la parte formal de la tarea, pero quien no domine ese lado formal no llegará a ser buen cuentista. Sólo el que lo domine podrá transformar el cuento, mejorarlo con una nueva modalidad, iluminarlo con el toque de su personalidad creadora. Ese oficio es necesario para el que cuenta cuentos en un mercado árabe y para el que los escribe en una biblioteca de París. No hay manera de conocerlo sin ejercerlo”.
O la ventaja de particularizar la narración de modo que los personajes, los elementos, los hechos se vuelvan singulares:

“Si te limitas a evocar una silla, evocas un concepto vago. Si dices que está manchada de azafrán, de pronto la silla aparece, se vuelve visible”, sostenía el escritor británico V. S. Naipaul.


Pero a la vez con mesura en la caracterización de las cosas de modo de no emplear palabras innecesarias. Decía Horacio Quiroga: 

“No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él sólo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo”.

Y Alejo Carpentier, también en particular sobre los adjetivos:
“Cuando el Dios del Génesis, luego de poner luminarias en la haz del abismo, procede a la división de las aguas, este acto de dividir las aguas se hace imagen grandiosa mediante palabras concretas, que conservan todo su potencial poético desde que fueran pronunciadas por vez primera. (...) Así el refrán, frase que expone una esencia de sabiduría popular de experiencia colectiva, elimina casi siempre el adjetivo de sus cláusulas: 'Dime con quién andas...', 'Tanto va el cántaro a la fuente...', 'El muerto al hoyo...', etc. Y es que, por instinto, quienes elaboran una materia verbal destinada a perdurar, desconfían del adjetivo, porque cada época tiene sus adjetivos perecederos, como tiene sus modas, sus faldas largas o cortas, sus chistes o leontinas. (...) Y la verdad es que todos los grandes estilos se caracterizan por una suma parquedad en el uso del adjetivo. Y cuando se valen de él, usan los adjetivos más concretos, simples, directos, definidores de calidad, consistencia, estado, materia y ánimo, tan preferidos por quienes redactaron la Biblia como por quien escribió el Quijote”.

Pero entre todos los consejos de escritores célebres, respecto de lo que más hay coincidencia es acerca de la necesidad de constancia en el trabajo de escribir: “El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia”, decía la Premio Nobel Doris Lessing. Y como ella muchos autores (como Augusto Monterroso, Simone de Beauvoir y Francisco Umbral, respectivamente) conscientes de que los frutos obtenidos han venido de la siembra disciplinada:
"No hay novelistas precoces. Todos los grandes, los admirables novelistas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción".

"Escribir es un oficio que se aprende escribiendo".
"El talento, en buena medida, es una cuestión de insistencia".
¿Qué creen ustedes? Quienes escriben ¿de dónde han obtenido recursos (narrativos, estilísticos) para hacerlo? ¿Procede todo de un don innato o es una destreza que se puede despertar, desarrollar y hacer lucir? ¿Sirven los talleres de escritura? ¿Sirven las guías y los consejos para escritores? ¿Siguen ustedes alguna recomendación en particular?

martes, 27 de mayo de 2014

Escribir... en sus raíces


Para los pueblos indoeuropeos que se extendieron por Europa y parte de Asia hace unos 4.000 años, la raíz sker- se vinculaba con significados afines a las ideas de ‘cortar’, ‘separar’ y también ‘rascar’. En el norte de Europa surgió la palabra que terminó en el scar ‘cicatriz’ del inglés de hoy, mientras que en Roma se derivó hacia cicatrix, -icis, de donde nos viene cicatriz. 

Cuando estos pueblos adquirieron la escritura, en algunas variantes indoeuropeas se derivó otra m´s reciente, skrïbh-, que, dio lugar a ‘marcar sobre una corteza, rascar, bosquejar’. En latín se formó scribere, inicialmente ‘marcar sobre una corteza’ y luego ‘bosquejar’, hasta que estos significados cedieron paso a ‘escribir’. Cicerón, Horacio y Ovidio ya empleaban scribere con un significado muy semejante 'escribir', pero sin que se hubiera perdido totalmente la denotación de ‘marcar’. En efecto, Quintiliano, ya a fines del siglo I d. C. usaba scribere stigmata fugitivo para expresar ‘marcar con hierro a un esclavo fugitivo’. 

La escritura es, pues, etimológicamente, una cicatriz que dejamos sobre el papel y nombre tiene una historia que es mucho más antigua que ella misma. 

lunes, 26 de mayo de 2014

Estimular la escritura


La lectura y la escritura son habilidades del proceso del lenguaje, en su modalidad escrita. Nuestro pensamiento es un diálogo interior con nosotros mismos, es por ello que el desarrollo del lenguaje es un proceso paralelo al desarrollo del pensamiento.
Esto quiere decir que si desarrollamos nuestras habilidades lingüísticas estamos desarrollando nuestra capacidad de pensamiento.

La escritura

La escritura es una habilidad básica e imprescindible en el mundo actual, pero su dominio es más complejo de lo que pueda parecer. Escribir es la habilidad que nos permite expresar nuestras ideas, opiniones, pensamientos, opiniones, etc. de una manera que se plasme en un mensaje con sentido concreto y claro. Escribir es mucho más que comprender las letras y poder plasmar en el papel. Escribir implica habilidades de pensamiento que nos permiten expresar un contenido, un mensaje con sentido.
Saber expresar lo que realmente queremos expresar es algo fundamental y dominar esta habilidad supone un desarrollo de nuestro pensamiento.

Habilidades de la escritura y desarrollo del pensamiento

Escribir bien, no es solo conocer las diferentes letras, supone dominar un conjunto de habilidades que aportan consistencia, cohesión, coherencia y adecuación al mensaje y contenido del mismo, haciendo posible la creación de un texto con sentido.
  • Conocer la información que queremos transmitir.
  • Comprender esa información para poder transmitirla de un modo adecuado.
  • Organizar la información de manera adecuada y saber sintetizar lo importante.
  • Emplear las palabras y expresiones adecuadas, combinándolas de manera que nos permitan expresar lo que realmente queremos expresar.
  • En definitiva saber expresarnos de forma adecuada.
Estas habilidades suponen unas habilidades de reflexión y de pensamientoTrabajar y entrenar estas habilidades suponen un entrenamiento de nuestras habilidades de pensamiento.

Escribir bien es clave para pensar bien, mejorar nuestra velocidad de pensamiento y precisión del mismo.Es por ello imprescindible prestar atención al aprendizaje de la escritura y su desarrollo.

viernes, 2 de mayo de 2014

lunes, 21 de abril de 2014

Ortografía en la Educación Básica

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) presentó un informe sobre la situación de la ortografía en la Educación Básica. El concepto central del informe es el error ortográfico; y a partir de él es que se adentra en la revisión del examen escrito, de los errores más comunes en tercero y sexto de primaria, así como en tercero de secundaria. 

Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2008, Septiembre). La ortografía de los estudiantes de educación básica en México. México: INEE. 

viernes, 11 de abril de 2014

Infografía: Ley General de Educación


La legislación en materia educativa es la siguiente:

  • Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 11 de septiembre de 2013.
  • Ley General del Servicio Profesional Docente, publicada el 11 de septiembre de 2013 en el Diario Oficial de la Federación.
  • Ley de Fomento para la lectura y el Libro, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 24 de Julio de 2008.
  • Ley General de Educación, publicada en 1993 y reformada el 11 de septiembre de 2013.

 

Presidencia de México. (2012). Reforma Educativa. Recuperado el 11 de Abril de 2014, de Presidencia de México: http://www.presidencia.gob.mx/reformaeducativa/